Guía de análisis
¿Me puedo fiar…?
Comprobar si las fuentes que utilizamos son fiables es
imprescindible a la hora de elaborar cualquier trabajo. Debemos contrastar la
información a la que accedemos para no incurrir en errores. A continuación, os
ofrezco 5 puntos básicos que nos pueden servir de guía para comprobar dicha
fiabilidad.
1. Buscar información sobre el autor de la fuente que se consulta.
Comprobar si se trata de una persona seria con conocimientos suficientes sobre
el tema.
Ejemplo. El rincón del vago puede servirnos de utilidad en ciertas ocasiones
pero desconocemos quién escribe y si realmente nos está ofreciendo una
información veraz. ¡Cuidado!
2. Fijarse en el lugar y la
fecha de publicación.
Determinados artículos pueden estar desfasados o no ofrecer garantías
suficientes.
Ejemplo. Imaginaos que estamos realizando
un trabajo de informática… ¿os dais cuenta de la cantidad de avances en este
campo que se han llevado a lo largo de los últimos 20 años? Los disquetes eran
dispositivos revolucionarios y ahora ni siquiera se usan.
3. Tener en cuenta si nos ofrece una información
objetiva o subjetiva. No
es lo mismo la opinión del autor que una información comprobada.
Ejemplo. En los periódicos aparecen
numerosas columnas de opinión escritas por autores reconocidos; conocer otros
puntos de vista es importante, pero hay que tener claro que nuestra opinión no
tiene por qué ser la suya.
4. Comprobar si la expresión y el
lenguaje son adecuados.
Ejemplo. Un texto mal redactado puede
hacer que no comprendamos correctamente y hacernos caer en errores.
5. Identificar el objetivo
final de la fuente. Tras
haber leído detenidamente la información, reflexionar sobre lo que se pretende
con dicha información. De esta forma, evitaremos el uso de informaciones
tendenciosas.
Ejemplo. Cuando nos acercamos a la información
texto siempre tenemos que hacernos la pregunta ¿qué quiere transmitirnos?
¿intenta convencernos de algo o simplemente informar?
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